Comunión, una realidad
Juntémonos para desarrollar una verdadera espiritualidad de la comunión que nos abra a los otros y nos guarde en armonía con toda la creación.
- Guardemos vivo nuestro espíritu de familia con encuentros locales e internacionales y con intercambios de información y de experiencias.
- Ayudémonos a hacer de nuestras comunidades locales lugares de escucha, de diálogo, de reconciliación y de compasión, donde se respire « el buen olor de Jesucristo. » 2 Cor 2, 15
- Sepamos utilizar con discreción los nuevos medios de comunicación de manera que favorezcan la comunión entre nosotras.
- Seamos testigos creíbles del Evangelio con una vida coherente en la que se exprese la alegría de estar reunidas por Jesucristo.
- Participamos en la armonía de la creación con nuestras palabras positivas y nuestros gestos respetuosos al medio ambiente.
Lanzamiento del Año de la Vida Fraterna
3 febrero 2022 - 3 febrero 2023
29 de enero 2029
Comunidad: Imagen de la Santa Trinidad
una circular
Presentación
Itinerario histórico
En esta primera parte, me gustaría hacer un viaje con vosotros a nuestros orígenes, para seguir profundizando y grabando en nuestras vidas la riqueza de la vida comunitaria. Al ir al corazón del carisma de María Rivier, me planteé la siguiente pregunta: ¿dónde encontró nuestra Fundadora su fuente?
Conocer a Jesucristo en el Evangelio…
Conocer en sentido bíblico es sobre todo un conocimiento amoroso que toca y transforma toda nuestra vida; es experimentar, vivir en profundidad, establecer una relación, una comunión, vivir una presencia. ¡Prueben y vean lo bueno que es el Señor! Dichoso el que se refugia en él, Sal 33:9.
Es este conocimiento el que nos impulsa a amar e imitar a Jesús con toda nuestra vida. María Rivier siempre nos dice: No podemos amarlo sin conocerlo, y sólo lo imitaremos en la medida en que lo amemos. Amemos, pues, a Nuestro Señor para imitarlo, y para amarlo, estudiémoslo, meditémoslo sin cesar y pongamos todo nuestro empeño en conocerlo (E.S., p.19)
Aquí es donde pongo el foco, el conocimiento amoroso y la relación profunda. Nuestro lugar de transformación es el encuentro con Cristo. El poder transformador del Evangelio en nuestra vida personal también revitaliza nuestras comunidades.
Madre Maria dos Anjos Alves, pm
Superior General