Encuentro Internacional 2023

El encuentro fue convocado y animado por las Consejeras generales, Sor Louise Benoît, Sor Hortência Ubisse y Sor Kelly Connors.   La Madre Maria dos Anjos Alves, Superiora general, de visita en Brasil, estuvo presente  de corazón y  con sus oraciones; delegó a la Hermana Charito Gorgonio, Asistente general, para realizar el discurso de bienvenida.  Los participantes de los seis grupos de Religiosas acompañantes procedían de Camerún, Estados Unidos, Mozambique, Perú, Filipinas y Quebec.  

Nos reunimos bajo el lema Jesús: Luz del mundo.  La oración de apertura nos invitó a acoger esta Luz para nosotros y para nuestro mundo y a ser luz a nuestra vez a través del amor que vivimos en nuestra vida cotidiana.  En primer lugar, las personas se presentaron y contaron su llamada al laicado consagrado.  Algunos están en formación y otros están consagrados desde hace varios años.  Todos expresaron unánimemente su gratitud a las Hermanas de la Presentación de María por haberles dado la oportunidad de una consagración laical en relación con la Congregación.  Santa María Rivier está cada vez más presente en sus vidas y les conduce al amor de Jesucristo y al servicio del prójimo.

Fue interesante escuchar la historia de cada grupo.  La primera consagración tuvo lugar en Estados Unidos en 2007; los demás grupos se formaron después, poco a poco.  Las personas escucharon este llamado  ya sea a través de las Religiosas, ya sea por las personas consagradas, o por la Asociación Marie Rivier. Hoy tenemos la alegría de contar con 22 personas consagradas y 18 en formación.  Se están proponiendo orientaciones para la formación inicial de dos años; la formación permanente se deja a la iniciativa de los grupos que determinan el contenido y el funcionamiento de sus reuniones.  Hemos constatado una hermosa diversidad, una gran profundidad en estos encuentros y un generoso compromiso de fe en diversos campos. 

Al final de este encuentro internacional, teníamos todos  el corazón repleto de alegría, de agradecimiento y de entusiasmo.  Nos hemos conocido mejor, hemos compartido lo mejor de nosotros mismos, nos amamos más y seguimos unidos en la oración. Las personas se sienten  reavivadas y renovadas  por el compartir fraterno. Formamos una hermosa Familia espiritual y nuestra esperanza es grande  sobre el futuro.  Santa María  Rivier quería tener mil vidas …. ¡por la gloria de Dios!